La adicción todavía no se llamaba enfermedad en 1966. Eso se “descubrió” muchos años después. Pero ya en los años 1963 y 1970 los doctores estaban lanzando todo tipo de medicamento a los drogadictos para “tratarlos”

William Benitez fundador del programa NarcononWilliam Benitez fundador del programa Narconon

Como dijo Benítez en una conferencia que dio en 1966 y que se halló recientemente: “Después de 19 años de intentarlo, de ser investigado y criticado por psiquiatras y psicólogos, todo el mundo evaluaba por mí, diciéndome cuáles eran mis problemas… Noté que a todos nosotros (los adictos) en la prisión nos pasaba lo mismo. No sabíamos cuál era el problema”.

Pero después de leer unos pocos textos filosóficos de L. Ronald Hubbard, que él había encontrado en la biblioteca de la prisión, Benítez se dio cuenta que había encontrado una forma radicalmente diferente de dirigirse al problema. Aprender a pensar por uno mismo, a resolver los problemas por sí mismo. ¿Cómo? Concentrándote en tus habilidades, decía Hubbard, en vez de en tus incapacidades. Volviéndote más capaz. Suena sencillo, pero no es así si eres un adicto estancado en una cárcel, ya sea mental o físicamente.

“Miré atrás, a través de los años, y vi a todos los adictos con los que había consumido”, escribió Bill después, “y recordaba lo que más comunmente decían: ‘Uno de estos días voy a dejar el vicio’. Había encontrado la manera de hacerlo y la iba a compartir con ellos. Fue en ese momento cuando tomé la decisión real escribiéndola en la página del calendario de mi celda”.

“Tan efectiva era la tecnología que había aprendido”, continúa, “que yo sentía una libertad que había perdido para mí hacía mucho tiempo. Las altas paredes de la prisión se volvieron entonces sólo barreras temporales. Me di cuenta de que mi celda de 2 x 3 era todo lo que necesitaba como mi puesto de mando. Ya en ese entonces yo sabía que el programa Narconon alcanzaría proporciones internacionales”

Ciertamente lo ha logrado. Después del primer centro de rehabilitación residencial en Los Ángeles, se abrió el siguiente en Estocolmo, Suecia. Suecia lleva entregando rehabilitación de drogas desde entonces. Toda la red ahora se extiende a más de 150 programas en 50 países, desde Kathmadú, Nepal hasta Hastings, Inglaterra.

Aún mejores noticias son los promedios estables de éxito. Un informe de un miembro del personal de la Prisión Estatal de Arizona, firmado el 13 de agosto de 1972, afirmó que un 75% de los estudiantes del programa de Narconon en Arizona estaban libres de drogas después de un año de haber sido dados de alta. Estudios rutinarios recientes acerca de los resultados de Narconon en California y Oklahoma mostraron los mismos resultados.

Un estudio de caso del programa juvenil de Narconon, presentado en la “Conferencia General de Abogados del Oeste” en el 2005, descubrió casi lo mismo… 63.5% de los jóvenes vivían totalmente libres de crimen dos años después del programa (comparado con el 30.1 de un grupo comparativo).

Los graduados de Narconon están notoriamente orgullosos de Benítez, porque él era uno de ellos. Él tuvo el coraje para no creer en la falsedad de que uno no puede escaparse de la trampa de la heroína y de otras drogas. “Yo empecé a ver. Empecé a manejar las cosas. Los otros hombres descubrieron la misma cosa. Empezaron a ponerse cuerdos y a poder resolver sus problemas”.