Como se dijo en el ultimo artículo, a principios del siglo 20 la prensa norteamericana estaba tomando la droga que quería para malignizarla (hacerla parecer mas mala de lo que es), y para la década de 1930 la marihuana ya había sido etiquetada ser tan mala como fue etiquetado el sexo en la época de la reina Victoria de Inglaterra. Sin embargo, en la década de 1940 el abuso y la adicción a las drogas no eran problemas de suficiente magnitud para que los periódicos les dieran espacio noticioso en sus páginas, ya que Hitler y los preparativos para la Segunda Guerra Mundial tenían capturada la atención de los norteamericanos. Para la década de 1950 el concepto que prevaleció sobre el abuso y adicción a las drogas era el de la adicción a la heroína de las calles y callejones de barrios urbanos discriminados.

Los medios de comunicación creyeron y reportaron que el abuso y adicción a las drogas era un problema de negros ‘por sus recientes libertades obtenidas después de la Segunda Guerra Mundial.’  Cuanta de esta percepción era especulación ciega y cuanta era racismo descarado es difícil de decir, pero la verdad es que el abuso y adicción a las drogas se podía encontrar en cada grupo racial y en cada barrio urbano.

En la década de 1950, después de la guerra, Hollywood le ofreció al público una percepción de adicción diferente con el lanzamiento de la película, El Hombre con el Brazo de Oro. La película fue controversial porque su héroe, Frank Sinatra, era un músico blanco, exitoso, pero adicto a la heroína. En la película, con la ayuda de su bella esposa, Kim Novak, él fue capaz de vencer la adicción. La mayoría del público sintió que la heroína debería ser vista como una droga de los barrios discriminados y no debería ser relacionada con ninguna imagen convencional.

La comunidad médica de esos tiempos dijo que la adicción de los jóvenes a las drogas tenía sus raíces en la psicosis y la neurosis. Nombres médicos como ‘funcionamiento débil de personalidad’, ‘conciencia defectiva’, e ’inadecuada identificación masculina’ muestra el punto de vista norteamericano de 1950 respecto al abuso y adicción a las drogas. No existía otro tratamiento de rehabilitación de drogas que no fuera la sección de aislamiento de los hospitales generales y de los hospitales psiquiátricos.

La década de 1960 fue una década de movimientos de derechos civiles, asesinatos políticos, protestas contra la guerra, y disturbios de barrios discriminados. Naturalmente, estos eventos cambiaron las actitudes que se tenían respecto al uso y abuso de drogas. El uso de drogas durante la década de 1960 se estaba generalizando, casi convirtiéndose en una contraseña para aquellos que querían mostrar que no eran parte del establecimiento (grupos poderosos privados y gubernamentales en control). A finales de la época a los Estados Unidos se le llamaba ‘la sociedad adicta’.

La inestabilidad civil y la desconfianza de los jóvenes por cualquier persona mayor de 30 años, acondicionó el clima para experimentar con drogas que se decía podían alterar la conciencia, siendo el mayor candidato el LSD. El doctor Albert Hoffman de los Laboratorios de Investigación Sandoz de Suiza fue el primero que fabricó LSD en 1938, y su trabajo no se reconoció hasta 1943 cuando el doctor Hoffman absorbió una pequeña cantidad de LSD a través de su piel por accidente y comenzó a alucinar. El tuvo el primer viaje de LSD.

En la década de 1960 los psicólogos de la Universidad de Harvard Timothy Leary y Richard Alpert (quien posteriormente cambiaría su nombre a Baba Ram Das) comenzaron a ‘experimentar’ seriamente con el LSD, incluyendo a un círculo de compañeros y amigos. Los dos fueron despedidos de la Universidad, pero tomaron su nuevo papel de ‘maestros’ del movimiento social en expan-sion para usar (y abusar) drogas en los Estados Unidos. El descubrimiento y uso del LSD dividió a los Estados Unidos y pudo haber avivado la revolución social que escoltó actitudes liberales y cambios sociales como nunca se había visto antes.  El abuso y adicción a las drogas se convirtió en emblema de la ‘contracultura’.
Tomaría más de diez años para que el péndulo regresara.

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